jueves, 26 de mayo de 2011

Casablanca (1942)

«La composición es un arte altamente desarrollado y ahora
está en manos de jóvenes que sólo saben tararear melodías.»
(Max Steiner, 1966)

En una buena coctelera mézclense dos partes de thriller político, otras dos de drama romántico, una parte de trasfondo histórico y añádanse unas gotas de glamour, concretamente el que emana del mejor reparto disponible en los años cuarenta. Agítese todo bien fuerte y el resultado es uno de los principales referentes culturales de la civilización occidental: Casablanca.

Una (de muchas) injusticia histórica

La mayoría de los aficionados al cine clásico asociarán esta película a una canción titulada As Time Goes By (El tiempo pasa), el tema que cantaba y tocaba al piano el personaje de Sam (Dooley Wilson). Sin embargo, pocos de ellos saben que el valor de su banda sonora no reside en una cancioncilla ramplona cuyo principal mérito consiste en haber formado parte de las listas de éxitos. La auténtica música de Casablanca está formada por casi cuarenta minutos de partitura orquestal que acompañan la mayor parte de sus escenas y que fueron obra de un señor llamado Max Steiner.

En realidad, Dooley Wilson no sabía tocar
el piano, sino la batería.
No voy a negar que la música sinfónica no cuenta (ni de lejos) con la misma acogida, entre el público mayoritario, que los éxitos de la llamada música popular, ya sea rock, pop, disco o flamenquito. Todo lo contrario: es lo único que se me ocurre para explicar que todo el trabajo de Max Steiner para Casablanca haya quedado a la sombra de una vieja canción que ya había pasado de moda once años antes de la película y que se coló en su banda sonora por capricho (¿o interés comercial?) del productor. Así es la vida.

Bueno, aquí estamos para intentar, con nuestro modesto entusiasmo y nuestros no menos modestos medios, compensar un poco esta injusticia.

La partitura orquestal

Max Steiner en una sesión de grabación
dirigiendo la orquesta de estudio de la Warner
En la banda sonora de Casablanca se distingue un total de dieciséis bloques orquestales, todos ellos surgidos del pentagrama del maestro vienés. Es probable que, en la planificación original de la producción, alguno de estos bloques figurase dividido en dos que se suceden sin pausa o enlazados por el típico redoble de timbal. Dado que me es imposible conseguir la cue sheet original usada para el montaje de sonido, nos guiaremos sólo por lo que se oye.

Además de los bloques de música orquestal, que en su conjunto suman 39'17" minutos, tenemos también varios bloques de música diegética (o source music), en su mayor parte canciones y solos de piano de diversos autores. Pero, como ya habréis adivinado por el título del blog, ésta es la música que menos nos interesa aquí. Vamos pues a las notas del maestro Steiner.

El leitmotiv prestado

Resulta irónico que Max Steiner, el compositor que introdujo en los años treinta la técnica del leitmotiv en la música de cine, apenas utilizara temas originales en la partitura de Casablanca. Los cinco leitmotivs que la vertebran proceden de una canción pasada de moda, tres himnos populares y una melodía de cuño propio (o eso creo), es decir, un material en su mayor parte ajeno al maestro.

En su descargo pesan dos hechos incuestionables: primero, que el uso de melodías ya existentes en la música de una película era muy habitual en la época y, segundo, que la habilidad de Steiner para integrar estos «leitmotivs prestados» en su propio discurso sinfónico deja fuera de combate cualquier objeción al respecto.

Las cinco melodías en cuestión utilizadas por el compositor son:
  • As Time Goes By (El tiempo pasa), la famosa canción escrita por Herman Hupfeld en 1931 y sumida ya en el olvido antes de estrenarse Casablanca. Steiner utilizó sus primeros compases como leitmotiv asociado al amor entre Rick e Ilsa.
  • La marsellesa, el popular himno nacional francés. Steiner utiliza sus primeras notas no sólo como símbolo de Francia (lo que es más obvio), sino como símbolo de la libertad, un derecho que en Europa se encontraba en horas bajas.
  • Deutschland über Alles (En toda Alemania), el himno oficial alemán en la actualidad. El uso que hace Steiner de sus primeras notas va asociado, como sería de esperar, a los oficiales alemanes, los malos de la película.
  • Die Wacht am Rhein (El guardián del Rhin), una canción patriótica cuya popularidad rivalizó con la del anterior himno hasta terminada la Segunda Guerra Mundial. Steiner emplea sus primeras notas asociándolas al malvado comandante Strasser.
  • Tema de Victor Laszlo. Lo llamo así porque, en principio, parece ser el único leitmotiv original de toda la partitura y está asociado a este personaje y a su heróica causa. Es una melodía con cierto carácter marcial y solemne y, dado que los demás leitmotivs proceden de himnos europeos de la época, no descarto el préstamo en el caso de éste, aunque de momento no he encontrado ninguno que se ajuste a estas notas, (se agradecerá cualquier comentario que arroje nueva luz al respecto).

Cabe destacar que tres de estos temas (As Time Goes By, La marsellesa y Die Wacht am Rheim) se presentan a lo largo de la película también como música diegética. De hecho, el momento musical más emocionante tiene lugar cuando un grupo de oficiales nazis cantan arrogantes Die Wacht am Rhein en el local de Rick y los clientes y la orquesta allí presentes reaccionan entonando desafiantes La marsellesa. Ambas piezas suenan simultáneamente, en la misma tonalidad y con el mismo tempo y compás, por lo que el resultado se adelanta en más de medio siglo a los mashup tan de moda actualmente

Las apariciones de estos temas en forma de leitmotiv dentro de la partitura de Steiner la podemos estudiar de un simple vistazo en esta tabla, ordenados por su aparición en cada uno de los bloques compuestos por el maestro:


Es evidente que As Time Goes By gana por goleada. Lo que no se ve en la tabla es que sus apariciones no se limitan a una simple cita, sino que el compositor amplía, desarrolla y transforma muchos de los compases de la melodía original, otorgándole así una relevancia en la partitura que rara vez ostentan los demás temas. Un buen ejemplo lo constituyen el desarrollo y las variaciones que oímos en los bloques 5, 10 y 16 de la tabla, compases que podremos escuchar y comentar a continuación.

Un último dato significativo que tampoco consta en la tabla es que, dado que lo dos himnos alemanes aparecen asociados a los malos de la película, Steiner los presenta siempre en modo menor y a cargo de metales en registro grave, confiriéndoles así un carácter mucho más amenazador.

Selección de escenas

NOTA PREVIA: Para poder visionar todos los videos del presente artículo es necesario escribir en la pantalla la contraseña maxsteiner y pinchar en el botón azul "Enter".

La elección de los fragmentos que vamos a comentar a continuación no es mérito mío, ni de lejos, sino del director Charles Gerhardt, que fue quien los escogió precisamente para la grabación que realizó de esta partitura en 1973 al frente de la National Philharmonic Orchestra y que es la que utilizaremos para el presente artículo.

Ninguno de los fragmentos seleccionados forma un bloque completo de los que figuran en la tabla anteriormente expuesta, pero casi todos ellos acaban en un compás de reposo con calderón en el que un redoble de timbal y/o un acorde en registro grave se prolongan hasta enlazar con la siguiente melodía, por lo que no descarto que algunos (o todos) figurasen como bloques independientes en la cue sheet original.

En todos los fragmentos seleccionados empezaremos primero viendo cada secuencia en su versión original y sin doblaje al castellano, pues, al igual que la mayoría de las películas clásicas actualmente en distribución, lleva el que realizó en los años ochenta TVE, que solía alterar o directamente suprimir gran parte de la música original (una tropelía incomprensible). Seguirá la misma escena o secuencia pero sin diálogos ni efectos de sonido, únicamente sincronizada con la grabación de Gerhardt y la National Philharmonic, cuya excelente calidad no tiene ni comparación con la de la banda sonora original, grabada treinta años antes y se adecua muchísimo mejor a mis propósitos.

  • Fanfarria de la Warner - Títulos de crédito - Prólogo

Como habréis imaginado, todo esto es el comienzo del primer bloque: el logotipo de la compañía (el archiconocido escudo de la Warner Bros.) y los títulos de crédito sucediéndose sobre un mapa de África, con la música como única protagonista. Ese protagonismo desaparece cuando el narradoror aborda el prólogo describiendo la situación histórica del momento y la ruta que seguían los refugiados que huían del régimen nazi. Este fragmento finaliza con un plano de Casablanca y otro de un oficial francés.


Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Fue precisamente el propio Max Steiner quien compuso en 1935 la fanfarria que acompaña el logitipo de la Warner Bros. en los diez primeros segundos y ha sido una de las pocas intros corporativas que enlazaban directamente (aunque no siempre) con la música de los títulos de crédito, sin mediar pausa alguna. El ejemplo que nos ocupa no es una excepción. A los no muy aficionados al cine clásico puede que esta fanfarria también les resulte familiar ya que, entre 1986 y 1996, en todos los videos de la Warner, ésta sonaba en una feísima versión electrónica acompañando el logotipo de Warner Home Video:


Tras unos compases en los que bombo y timbales se despachan a gusto (mientras aparecen los nombres de los tres actores principales), pasamos sin solución de continuidad al tema de los créditos (00:15): una melodía compuesta en la escala árabe y ejecutada por trompetas y flautín sobre una poderosa base rítmica a cargo principalmente de percusión y metales:


Este tema es una variante reelaborada y reorquestada del que compuso ocho años antes para los créditos de La patrulla perdida. Nuevamente, el maestro optó por usar una melodía ya existente, aunque ésta, por lo menos, era de de cuño propio. Eso sí, no vuelve a aparecer en toda la partitura.

Los créditos finalizan con un triunfal y solemne arreglo de los primeros compases de La marsellesa (00:53), justo cuando aparece en pantalla el nombre de Max Steiner (¿guiño o coincidencia?).

De la solemnidad del episodio anterior pasamos al dramatismo del prólogo (01:07), donde el narrador relega la música a un segundo plano. Cuerdas y trompas entonan al unísono una desgarrada cantinela de aire hebreo, mientras trombones, tuba y timbales repiten machaconamente unos cansinos acordes. Aunque el presente fragmento no lo recoge, esta melodía reaparecerá cuatro minutos después, dentro del mismo bloque, mientras los refugiados contemplan la llegada del avión. Nunca más volverá a aparecer en la partitura.

La pieza termina con dos breves episodios. El primero (02:09) acompaña las calles de Casablanca con ritmos exóticos y un sencillo arabesco a cargo de flauta y oboe al unísono. El segundo (02:21) consiste simplemente en una siniestra variación de las cinco primeras notas del Deutschland über Alles.

  • El reencuentro

Este fragmento es el que inicia el segundo bloque orquestal de la película, a casi media hora de distancia del primero (en ese lapso de tiempo sólo hemos escuchado música diegética) y sucede a la famosa escena en la que Ilsa (Ingrid Bergman) le pide a Sam que toque As Time Goes By y éste accede reticente a su petición. La brusca interrupción de la canción por parte de Rick (Humphrey Bogart) da paso a uno de los cruces de miradas más antológicos de la historia del cine:

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Comenzamos con un ejemplo de lo que los anglosajones llaman un stinger chord (que traduciremos desde ahora como «acorde punzante»), muy frecuente en las partituras de Steiner. En el caso que nos ocupa, está sincronizado con la sorpresa del reencuentro y lo ejecutan trompas y maderas graves. Se mantendrá durante la mayor parte del bloque a modo de pedal, aportando gran tensión a la escena.

Sobre este acorde, una flauta y un oboe al unísono entonan lenta y lánguidamente los primeros compases de As Time Goes By hasta que en 00:27 entran los violines acompañados del resto de la cuerda para rematar la frase, terminando con un tenso redoble de timbal. Es la primera vez que la partitura de Steiner aborda el conocido tema; no es casualidad que tenga lugar justo después de la primera vez que hemos oído al personaje de Sam cantarla y tocarla.

  • Rick recuerda París

Con esta pieza se inicia el tercer bloque orquestal de la película y constituye otro de los pocos momentos en los que la música brilla en primer plano, sin diálogos. De noche, a solas con Sam en su local ya vacío, Rick obliga a su pianista a tocar nuevamente As Time Goes By. El amargado protagonista rememora su pasada relación con Ilsa y el escenario de sus recuerdos es la capital francesa.

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Este fragmento es un magnífico ejemplo de continuidad entre música diegética y música incidental. Se inicia con las notas al piano de As Time Goes By tocadas por Sam; son pura música diegética hasta que, en 00:22 aparecen sutilmente unos acordes de violas y chelos; constituyen el elemento incidental puesto que ni Sam ni Rick oyen estas cuerdas. Steiner las introduce ahí exclusivamente para los espectadores y ahí se mantienen hasta que en 00:35 entran los violines ejecutando una breve modulación (es decir, cambio de tonalidad) que nos lleva a La marsellesa, a cargo de toda la orquesta y ya sin el piano; lo incidental se ha adueñado de la banda sonora y lo diegético ha desaparecido por completo, en una transición tan sencilla como elegante y eficaz.

Sigue un lírico desarrollo de As Time Goes By en los violines (00:45) acompañados por el resto de las cuerdas, maderas, arpa y glockenspiel, sobre un dinámico devenir de los contrabajos en pizzicato. Todo este episodio va remitiendo en tempo y en dinámica hasta que finaliza dando paso a la conversación de Rick e Ilsa. Aunque la grabación de Gerhardt no lo recoge, el bloque original continuará con un lírico y discreto puente de violines y piano de apenas 15 segundos que enlazará con la canción Perfidia, bailada por los protagonistas (vuelta a la música diegética).

  • Despedida en el aeródromo

Tanto este fragmento como los que restan de la selección de Gerhardt pertenecen al bloque 16, el último de toda la película. La imagen de Ilsa y Rick despidiéndose en el aeródromo contra un fondo neblinoso se ha convertido en uno de los iconos hollywoodenses más reconocibles en todo el planeta. La decisión de Rick de que Ilsa se marche con su marido Victor Laszlo (Paul Henreid) y la oposición de ella, dan lugar a un romántico diálogo plagado de frases tan antológicas como el «siempre nos quedará París». El bloque termina con un plano del comandante Strasser conduciendo apresuradamente su vehículo para impedir la huída del matrimonio:

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Comenzamos con un nuevo «acorde punzante» de trompas, sincronizado con la sorpresa de Ilsa y Renault al oir la decisión de Rick. Sobre él, violines y chelos abordan las primeras notas de As Time Goes By (00:05) y, acto seguido, entran el resto de las cuerdas junto con trompas y arpa (00:13) desplegando la más lírica y desgarradora variación de este tema en toda la partitura (Un desarrollo muy similar a éste ya ha tenido lugar en los bloques 5 y 10). Haciendo gala de un sinfonismo postromántico propio del mejor Richard Strauss (quien, por cierto, fue su padrino), el maestro mantiene la tensión armónica hasta 01:02. En este punto, un compás de reposo da paso a una cita casi literal y mucho más relajada y tierna de la canción. Llegado el final de esta cita, un estridente y disonante acorde de metales en 01:41 elimina abruptamente el elemento lírico, pues aparece en imagen el más malo de los malos: Strasser.

  • Muerte del comandante Strasser

Poco después de la escena de la despedida, Strasser llega al aeródromo y, justo cuando intenta detener el despegue del avión en el que huyen Ilsa y Victor, Rick acaba con su vida de un solo disparo. Segundos después llegan los policías y, ante la sorpresa del protagonista, el cínico capitán Renault (Claude Rains), que hasta entonces parecía estar del lado de los nazis, lo encubre ordenándoles que «detengan a los sospechosos habituales».

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Este fragmento y el siguiente son dos buenos ejemplos del denominado mickeymousing. Comienza presentando los motores del avión en forma de acordes de trombones, tuba y cuerdas graves en trémolo sobre redobles de timbal; sobre ellos escuchamos la ira del comandante Strasser (00:10) gracias a las trompas que entonan en modo menor el Die Wacht am Rhein; finalmente, y siempre sobre el omnipresente rugido de los motores, la pistola de Rick dispara un acorde de trompetas en frullato y crescendo que rematan en otro acorde fortissimo con platillos incluidos cuando el cuerpo del oficial nazi cae al suelo (00:29).

A continuación, el acorde grave de metales, cuerdas y timbales representando al avión se prolonga en la banda sonora original (de modo casi inaudible) durante el plano en el que el aparato se prepara para el despegue. Sin embargo, en la grabación de Charles Gerhardt la duración de esos compases (seguramente con calderón) se ha abreviado considerablemente, por lo que ha sido necesario eliminar dicho plano de la sincronización realizada para este artículo.

Trompas y trombones subrayan en 00:33 la llegada de los oficiales franceses con la versión en modo menor del Deutschland über Alles. Esta vez, no obstante, son los violines los que intentan imponerse sobre ellos con una desesperada exposición de las seis primeras notas de As Time Goes By.

  • Renault cambia de bando

Pocos momentos después del fragmento anterior, sigue este simpático gesto del capitán Renault que simboliza su definitivo posicionamiento político: tras abrir una botella de agua de Vichy (recordemos que el gobierno de Vichy era el que colaboraba con los nazis), termina arrojándola con desprecio a una papelera y propinando a ésta una decidida patada:

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Una lánguida y sombría versión de La marsellesa en modo menor a cargo de la flauta acompaña el diálogo de Rick y Renault mientras éste se sirve su vaso de agua de Vichy. La melodía acaba en un disonante acorde, donde intervienen arpa y triángulo, sincronizado con la caída de la botella en la papelera, otro ejemplo de mickeymousing.

  • Despegue - Final: «...el comienzo de...»

Terminamos con el último fragmento de la presente selección. Comienza segundos después del anterior y se inicia con el despegue del avión en el que huye el matrimonio Laszlo. El diálogo final de Rick y Renault con el antológico «éste es el comienzo de una hermosa amistad», mientras ambos caminan en la niebla, es quizás uno de los más famosos de la historia del cine.

Con la banda sonora original


Con Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Comenzamos con los mismos sombríos acordes que representan los motores del avión mientras éste despega.

Con el cambio al plano final de los dos personajes (00:13), se inicia una delicada exposición de La marsellesa, pero esta vez ya en su original modo mayor, protagonizada por los violines y un tierno acompañamiento del arpa y el resto de las cuerdas. En la segunda frase del himno (00:29), que va en crescendo, se suman las trompas repitiendo en bucle una sucesión de cuatro notas (sol-fa sostenido-mi-re) que valen su peso en oro. Con la aparición del The End en pantalla (00:49) un triunfal tutti orquestal retoma los primeros compases del himno como despedida.

La banda sonora

En esta época, el departamento musical de la Warner era modélico dentro de la industria del cine. Gracias a su primer director musical, Leo B. Forbstein (un héroe anónimo al que aún no se ha hecho justicia), el llamado «sonido Warner» se convirtió en la envidia de las otras mayors durante los años treinta y cuarenta.

La banda sonora original de Casablanca es un buen ejemplo de ello. Entre mayo y julio de 1942 (al mismo tiempo que se rodaban las escenas), se grabó toda la música diegética que sale en la película, tanto las canciones como los solos de piano, que fueron interpretados por Elliot Carpenter, el pianista de la orquesta de estudio de la Warner.

El registro de la partitura orquestal se realizó en el mes de septiembre, bajo la batuta de Forbstein, y los encargados de ejecutar sus notas fueron los músicos de la mencionada orquesta (por aquel entonces, escogidos de entre los mejores del país). El responsable de la partitura fue, como ya sabemos, Max Steiner, mientras que el encargado de la orquestación fue nada menos que Hugo Friedhofer.

Es imprescindible aclarar que, en el caso de Steiner, la necesidad de contar con un orquestador no desmerecía en absoluto su sello sinfónico; de todos era conocida su minuciosidad en las indicaciones de los borradores que pasaba a Friedhofer. No era una simple partitura de piano (dos pentagramas con lo básico, como hacían otros compositores), sino sistemas de hasta nueve pentagramas con todo tipo de aclaraciones instrumentales.

Las ediciones

Ha tenido que pasar más de medio siglo para que la banda sonora original haya visto la luz en edición discográfica (toda una ironía si uno lee la letra de As Time Goes By). El sello Rhino, en colaboración con Turner (la propietaria actual de la película), editó en 1997 un CD con toda la música diegética de la película y la mayor parte (que no toda, como anunciaba la publicidad) de la música incidental del maestro. Aunque el producto es mejorable (no entiendo esa necesidad de grabar los diálogos en un disco de música cinematográfica, por muy cinéfilo que uno sea), lo cierto es que sus veinte pistas compensan una injusticia histórica en el mundillo de las bandas sonoras. La mayoría de los bloques orquestales están recogidos en esta edición, repartidos del siguiente modo:

  • Bloque 1 en Pista 01
  • Bloque 2 en Pista 06
  • Bloques 3 y 4 en Pista 08
  • Bloque 5 en Pista 09
  • Bloque 6 en Pista 18 (también en la Pista 10 pero con los diálogos grabados encima)
  • Bloque 7 en Pista 11 (sólo el primer minuto y con los diálogos grabados encima)
  • Bloque 8 en Pista 12 (con los diálogos grabados encima)
  • Bloques 9 a 13 no figuran en el disco
  • Bloques 14 y 15 en Pista 13 (con los diálogos grabados encima)
  • Bloque 16 en Pista 19 (también en la Pista 14 pero con los diálogos grabados encima)

Por otra parte, la grabación que hemos utilizado en los segundos videos de cada fragmento seleccionado (con la National Philharmonic Orchestra dirigida por Charles Gerhardt) fue publicada por el sello RCA en 1973 en un LP titulado: Casablanca: Classic Film Scores for Humphrey Bogart y posteriormente se remasterizó para su edición en CD en 1989. Todos los fragmentos comentados en el presente artículo forman parte de una suite en la que se pueden escuchar sin pausa entre ellos, formando todo el conjunto un poema sinfónico de gran coherencia interna y bastante representativo de la partitura completa, si bien podía haber incluido algún fragmento más con el tema de Victor Laszlo. Como es de esperar, ya está descatalogado pero, para los interesados, se puede adquirir de segunda mano en Amazon (aquí).

Recientemente, el mismo sello RCA ha vuelto a reeditar el disco con portada nueva. Los que prefieren la primera mano, pueden adquirirlo también en Amazon (aquí) o en Fnac (aquí).

Para terminar, la edición restaurada de la película se puede disfrutar tanto en DVD como en Blu-Ray. La podéis adquirir en Dvdgo (aquí) o en Fnac (aquí y aquí)




(c) 2011 - Alfonso Hernández, por el texto
(c) 1942 - Warner Brothers, por los videos y su banda sonora original
(c) 1973 - RCA, por la grabación de Charles Gerhardt y la National Philharmonic

Todo el material audiovisual incluído en este artículo ha sido
utilizado sin ánimo de lucro y con fines únicamente didácticos.

viernes, 6 de mayo de 2011

Presentación

Corre el mes de noviembre del año 1977.

En la absoluta oscuridad de la sala del cine Emperador, de Sevilla, mi hermano menor (un patoso adolescente de catorce años) y yo (un año mayor, pero igual de patoso y con muchos más granos en la cara) acabamos de escuchar la fanfarria completa de la 20th Century Fox, acompañada de su mítica imagen, en flamante Panavisión, con sus focos apuntando al cielo y su arrogante pedestal a lo Ben-Hur. Tanto la música como la imagen constituyen un icono familiar y agradable; pero para alguien cuyo estómago hormiguea por la ansiedad y la expectación que supone el estreno del año (una modernísima película de ciencia ficción), no deja de dar la sensación de algo anticuado, anacrónico e, incluso, fuera de contexto.

La pantalla funde en negro y aparecen unas finas y desconcertantes letras que rezan: «Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...» No hay música ni sonidos: perfecto para que el mencionado hormigueo se multiplique exponencialmente.

Segundos después, estalla el apocalipsis, la catarsis, y todos los términos griegos acabados en -is que a uno se le puedan ocurrir. Es uno de esos pocos momentos en tu vida en los que sabes que ésta va a dar un giro irreversible. Y es que la Sinfónica de Londres acaba de entrar en la sala a lo bestia con un acorde molto fortissimo en el que todos los miembros de esa formación se están ganando merecidamente el sueldo, especialmente los metales; la brevísima fanfarria y la exposición del tema principal que siguen a ese acorde nos deja a los dos patosos pegados al asiento como si de una montaña rusa se tratase. Al mismo tiempo, en la pantalla se nos presenta un texto en color amarillo muy, muy largo, que pasa ante nuestros ojos en perspectiva, perdiéndose contra un fondo de estrellas. Allí nos perdemos también mi hermano y yo, hipnotizados por esas letras viajeras y esa orquesta feroz. Si, hoy en día, alguien quiere buscarnos, sólo tiene que hacerlo en ese fondo estrellado: allí nos llevaron y allí nos quedamos desde entonces... por siempre jamás.

Con los años, nuestros gustos cinematográficos han ido evolucionando de modo bastante similar, aunque los musicales han transcurrido por caminos muy distintos. Y, como este blog lo he creado yo y no mi hermano, pues lo voy a dedicar a esa admiración incondicional que servidor profesa por la buena música sinfónica en general y por la escrita para el cine en particular, una admiración nacida aquel noviembre de 1977 gracias a la espectacular partitura de La guerra de las galaxias.

Ironías de la vida: desde entonces nunca más ha vuelto a parecerme "anticuada", "anacrónica" ni  "fuera de contexto" la fanfarria de la 20th Century Fox... sino todo lo contrario.


ANEXO 1: Aquí os dejo la susodicha fanfarria. Sólo cabe añadir un pequeño dato: la compuso Alfred Newman en 1933... bueno sólo la primera parte, donde tambores y metales ejecutan la archiconocida llamada. La segunda parte, cuando entran los violines elaborando la respuesta (en el segundo 0:11 del video), la añadió veinte años después para la película Cómo casarse con un millonario y para todas las que, desde entonces, se rodaron en Cinemascope (y demás formatos panorámicos). Al bueno de Alfred le dedicaremos más de una y dos entradas. Tiempo al tiempo.